Limpieza espiritual

Todo es energía en movimiento y transformación; todo emite energía y todo también recibe las influencias de otras energías.


Aunque la mayoría de nosotros no podemos percibirlo con los sentidos habituales, vivimos rodeados de un mundo invisible con el cual compartimos nuestra vida cotidiana.

El contacto con los fallecidos es un inevitable por cuanto están en todas partes; muchos están simplemente en los lugares donde acudimos, y de paso, se conectan con nosotros si es preciso. Las calles están llenas de fallecidos... Y los centros, y los hogares, y las oficinas. Y los bares... y museos... No hace falta 'atraerles', simplemente, están. 
En las casas muchos conviven en planos paralelos que nunca se juntan entre sí, ni los fallecidos saben de nosotros, ni nosotros de ellos; muchos son familiares, y otros son restos energéticos, divisiones energéticas de diferentes 'yoes', y otros, son fallecidos sin más, con su mayor o menor consciencia , que necesitan compartir información con sus familiares, y otros muchos, ni lo necesitan, ni lo quieren.
Algunos habiendo sido familiares, se han convertido en guías o guardianes de determinados miembros de la familia; otros son seres humanos que no lograron despertar a su propia nueva vida y, dormidos, vagan durante ciclos hasta que determinadas situaciones les ayudan o a transcender o a volver a nacer... La complejidad en otras dimensiones es tal, que se hace casi imposible detallar los miles de entes y vibraciones y dimensiones con sus características y objetivos correspondientes que, naturalmente, se nos escapan.

Después de la muerte física, el cuerpo etéreo también llamado cuerpo sutil o astral, se separa del cuerpo físico. La energía de un ser humano se halla almacenada dentro del cuerpo etéreo; la información correspondiente a la personalidad o falso yo, con toda la gama de patrones emocionales y residuos físicos de las experiencias acumuladas durante la vida física, y en otras vidas, se halla registrada en este campo energético.
Este campo energético o aura, está en constante movimiento e interacción, con lo que lo rodea; los pensamientos y emociones lo transforman continuamente y lo nutren o lo dañan según sea la característica de los mismos.
Por ejemplo, si estoy molesto con alguien y no puedo expresar directamente mi rabia, puedo enviarle energías negativas a esa persona, aún cuando no tenga intención de hacerle daño... En las ciudades, estas formas de pensamiento (egregores) negativo, están flotando constantemente en el aire; si nos encontramos débiles interiormente estamos expuestos a ser invadidos por estas energías.


Cuando este campo energético se encuentra alterado o dañado, tiene fisuras, y esto posibilita la entrada o adherencia de distintos tipos de 'almas perdidas' o seres, los cuales comienzan a influir al individuo, sin que este tenga conciencia de lo que está sucediendo.
Los que  vivieron ignorando la realidad espiritual, llegan a este mundo, como el viajero que no lleva equipaje ni recursos para buscarse un buen sitio donde acomodarse... Se encuentran perdidos y desorientados, no son conscientes de que su cuerpo ha muerto y esto facilita su anclaje al plano físico; al dejarlo, el alma tiene la apariencia exacta del cuerpo físico, y esto mantiene la ilusión de que se está vivo.
Como ya no pueden manipular las cosas materiales, pues son Espíritus, se aproximan a las personas que tienen las mismas emociones, vicios o costumbres para satisfacción de sus necesidades a través de ellas.
Sucede también que se sienten sin merecimiento, y por tanto, los seres más evolucionados no pueden auxiliarlos, aunque siempre busquen hacerlo; deberán elevar el nivel de sus vibraciones, para poder percibir que a su lado vibran Espíritus superiores, deseando verlos salir de esa situación de dolor y sufrimiento. 


Hay una gran cantidad de razones por las cuales un individuo no completa su transición, por ejemplo, una muerte traumática o repentina puede tomar por sorpresa a la entidad, produciendo un trauma en la conciencia del espíritu recién difunto.  Las emociones, sean estas de carácter positivo o negativo, que rayan en la obsesión, actúan como un ancla que impide la partida de la entidad. Por lo tanto, los sentimientos de odio, culpa, remordimiento, furia, e incluso excesivo amor (apego), pueden interferir en la transición.

La muerte por sobredosis de drogas o alcoholismo puede provocar que el  espíritu del difunto conserve el apetito o el deseo de consumir tales sustancias; lo mismo puede ocurrir con cualquier tipo de apetito u obsesión asociada al mundo material y físico de la tercera densidad, por ejemplo: comida, sexo, otro ser humano, etc. 

Los espíritus son energía y no ocupan lugar. Una persona puede tener docenas, hasta cientos de entidades adheridas. Éstas pueden 'acomodarse' en el aura o flotar dentro del aura fuera del cuerpo. Si una parte del cuerpo de una persona es particularmente débil, o ha sufrido un accidente o enfermedad, puede alojar a una entidad que a su vez, se identifica con dicha debilidad; y por ende, la persona viva empieza a verse afectada de nuevas dolencias físicas o emocionales. Hay que tener en cuenta que es 'uno' quien le abre las puertas.

El fenómeno de Intrusión Astral se da con mucha frecuencia, y una debilidad física, psíquica o emocional es una invitación inconsciente para que una entidad se adhiera al individuo; emociones demasiados fuertes, sentimientos negativos reprimidos consciente o inconscientemente, pueden ser la señal que necesitan para convertirse en inquilinos.


Hay tres tipos de efectos sobre los seres vivos; influencia, obsesión y posesión. Una persona puede desarrollar una vida absolutamente normal sin ser jamás consciente de que su 'espacio' ha sido ocupado por diversas entidades adheridas a ella.
El alma perdida no siempre necesita estar presente en su forma completa para ejercer su influencia; es suficiente con que un fragmento de energía, del alma perdida, entre en el campo vibratorio de una persona, para provocar trastornos. Una misma alma perdida, puede actuar sobre varias personas al mismo tiempo.

La ocupación energética puede alterar la orientación sexual de la persona, la elección de la pareja, las relaciones con otras personas, etc. Los lazos que unen a dos individuos en esta u otra vida - ya sean de amor, de odio, celos, venganza, etc. - pueden ser un factor importante que permita la intrusión astral. Sin saberlo, un individuo puede, inconscientemente, 'invitar' a un ser querido a unirsele cuando este ultimo ha fallecido; esta invitación puede producirse por el dolor que produce la pérdida, y por rehusar a 'dejar ir' al ser amado. El espíritu de la persona fallecida puede sentir de la misma forma, y decidir 'quedarse' para acompañar al otro, protegerlo, darle 'amor', etc. Sin embargo esto no beneficia a ninguno de los dos. 


Cuando estas circunstancias se van prolongando en el tiempo, también van apareciendo nuestros propios miedos, dificultades emocionales, sentimientos extremos, irritabilidad, y una variedad de pensamientos y patrones de comportamiento que se ven incrementados por las presencias, creando un círculo vicioso que se retroalimenta.

Como frecuentemente, la adherencia del alma perdida suele ocurrir en la infancia, ya que no se completa nuestra encarnación hasta los siete años (aproximadamente) y el campo energético no está completo, la persona crece y se desarrolla con una forma de ser, que cree que le es propia, pero en realidad no es totalmente ella... Tener una infancia traumática es realmente devastador.
Si la invasión, se produce de adulto, la diferencia entre el antes y después puede ser más evidente para uno; seguro que hay un punto de inflexión donde todo comenzó, suele coincidir con cambios en la vida, cambios económicos, de trabajo, de vivienda, de relación afectiva, enfermedad…

E incluso otras veces, esta nube negra que nos cubre fue enviada por otra persona de manera deliberada, por rencores, venganzas, envidias o cualquier motivo. Hay personas que realizan prácticas esotéricas o las encargan a otros, para frenar nuestro camino…  Esto no debe servir como una obsesión por la cual consideremos que todo lo que nos pasa en algún momento concreto es magia negra, pero es conveniente  saber que esto existe y estar informados.

Tipos de influencias: Almas perdidas conscientes o inconscientes (familiares, amigos, oportunistas) , obsesores  (mistificadores - maestros o guías espirituales impostores - fuerzas adversas - entidades oscuras, esclavos, energías psíquicas proyectadas), implantes (seres alienígenas), parásitos...

Los obsesores  son entidades o energías, que son enviadas a propósito para molestar o interferir a una persona; no suelen tener ninguna relación directa, hacen el "trabajo sucio". La mayoría tienen un origen kármico (venganza, pactos, parejas, socios...); acosarán a la persona confundiéndole, llenando la cabeza con pensamientos destructivos, desvalorizando, etc.

La obsesión inconsciente tiene lugar, porque nuestra conciencia está focalizada mayormente en las preocupaciones cotidianas y porque, en general, se ignora o desconoce la realidad del mundo espiritual... Quien sabe cuantos pacientes están internados en psiquiátricos subyugados por una entidad pensante extraña.

La subyugación es el grado máximo de obsesión, pareciera que la persona está poseída, estando su voluntad restringida o anulada; necesita de tiempo y que la persona elegida sea vulnerable en su personalidad de base, ya sea por traumas en la infancia, hábitos nocivos, accidentes, abusos, alteraciones emocionales importantes, perdidas de seres queridos, etc. 

Una parte de nuestra esencia vital, puede separarse de nosotros (pérdida de partes del Alma) para sobrevivir a las experiencias traumáticas y para escapar del dolor y del impacto psíquico que implica una vivencia insoportable; por lo general, no se recuerdan determinados fragmentos, dejándonos a lo largo de la vida con una sensación de que nos falta algo pero no sabemos qué es. 

También es importante tener en cuenta que no siempre todos los traumas vividos llevan consigo la pérdida de partes del Alma o intrusiones, todo dependerá de cómo la persona se encontrará de fuerte, en esos momentos, a nivel mental, emocional y físico.

Al perder un fragmento del alma, la persona pierde fuerza y poder personal, pierde su protección natural del aura, será más vulnerable a las enfermedades y al accionar de energías extrañas; estas partes pueden quedar atrapadas en una realidad paralela, en otra dimensión.

Parte de la sanación consiste en recuperar esas partes (esencias), en el mundo sutil, y reintegrarlas al cuerpo etérico (Recuperación del Alma), quedando armonizada esa parte nuestra que habíamos perdido .
La Recuperación del Alma y la integración pueden servir para la restauración de la vitalidad, la capacidad cognitiva, y las respuestas emocionales adecuadas a la vida diaria.

Algunos de los motivos que atraen adherencias: Todo tipo de cirugías, trasplantes de órgano, transfusiones de sangre, enfermedades, debilidades físicas o psíquicas, depresión, enfermedades mentales, golpes en la cabeza, stress, abuso sexual, separación de los padres, aborto, fracasos, experiencias de guerra, étc. 
El uso de drogas, especialmente las alucinógenas, el alcohol, la anestesia, calmantes, y sustancias similares producen una abertura en el campo energético que nos protege;  las alucinaciones causadas por las drogas o el alcohol pueden ser en realidad espíritus del más bajo astral. 
Las experiencias traumáticas en vidas pasadas, también dejan un área de debilidad en el campo gravitatorio; un trauma no resuelto, es como una herida abierta.

Las prácticas mágicas de cualquier tipo, la canalización, la acción de pedir ayuda a 'los guías', las prácticas de meditación para contactar a los 'maestros ascendidos', las sesiones espiritistas y todo tipo de actividades espirituales que sean realizadas sin un profundo conocimiento de los mundos invisibles, son invitaciones gratuitas a que espíritus oportunistas de toda clase interfieran y produzcan todo tipo de interferencias.
Los médium y psíquicos son posiblemente las personas más expuestas a este fenómeno, ya que son canales a otras dimensiones; al experimentar acoso, si saben cual es la causa que lo origina, pueden controlarlo. Puede suceder también, que el obsesor no sea tan agresivo y seduzca a la persona, explotando su vanidad, adulando sus cualidades, perdiendo ésta su juicio critico, aceptando como verdadero todo lo que el ser le dicta o dice.


Si esto le ocurre a una persona que no tiene conocimiento acerca de lo que está sucediendo, siente que si lo comparte pueden pensar que está loc@.

Los maestros espirituales pueden sugerir, aconsejar, dar pautas generales para orientarnos, pero jamás nos van a indicar y mucho menos ordenar, lo que tenemos que hacer; su influencia se hará sentir por medio de la intuición, en una forma muy sutil. Si el 'maestro' se ofende o se fastidia, porque no hacemos caso a sus directrices, entonces ya no es un maestro.
Los seres de luz, no están para satisfacer nuestro egoísmo, nuestra vanidad o nuestras carencias; no se pasan todo el día al lado de una persona, hablándole o dictándole mensajes todo el tiempo.
  
Que una entidad diga cosas de mí que nadie sabe, no prueba que se trate de un maestro; cualquier espíritu desencarnado puede conocer mis secretos, ya que en el plano en que se encuentra no existen los secretos.
Los maestros de la Luz, forman todos una sola conciencia; ellos no necesitan de nombres para venir en nuestra ayuda o asistencia.

Un cuerpo sano, una mente sana y equilibrada son las bases sólidas para tener nuestro campo energético reforzado; los espíritus negativos tienen una tasa de vibración baja, pero la energía positiva y saludable, vibra mucho más alto.

Hay que dedicar atención también a las causas que facilitan la invasión del campo vibratorio, lo que implica tomar contacto con las experiencias traumáticas no resueltas.

Los síntomas pueden ser: Una persona que sufre la intrusión astral  puede detectar un cambio repentino en algún aspecto de su personalidad, en sus intereses, sus inclinaciones, sus deseos, sus ideas y emociones, sin poder explicarse la razón de semejante cambio.
Los síntomas – que se manifiestan repentinamente, como salidos de la nada – pueden ser: depresión, somnolencia, falta de voluntad, cansancio sin motivo, dejadez, pérdida de memoria, agresividad, irritabilidad,  la apremiante necesidad de consumir sustancias tóxicas, el inusual desarrollo de un acento extranjero o el conocimiento de otro idioma, patrones de conducta contradictorios, reacciones extrañas ante situaciones familiares, la pérdida del sentido de la identidad, etc.

Una intrusión reciente o una posesión puede causar el deseo desmedido por la comida, las bebidas, las drogas, el sexo, la obsesión por una idea o una persona, el cambio repentino del sistema de creencias, de los intereses, de los gustos, ideas suicidas que parecieran salir de la nada; se pueden experimentar imágenes mentales inexplicables, oír voces, presenciar extraños fenómenos, sentir miedo repentino o tener la sensación de ser observada o perseguida. etc... La voz y las expresiones faciales y corporales también pueden cambiar drásticamente.
  
En cuanto al físico, cualquier tipo de dolor o trauma que se refleje en el cuerpo (dolores, perdida de los sentidos, esguinces, torceduras, hernias, cólicos, tics nerviosos o temblores, dolencias que no aparecen reflejadas en los análisis, radiografías, resonancias, TAC, etc...), puede tener su origen en la influencia en el campo energético; por tanto, en cuanto es liberada la invasión que origina ese inconveniente, vamos recuperando paulatinamente, el funcionamiento de las zonas afectadas.

Proceso de Limpieza Espiritual:   En la sesión somos cuatro personas físicas (médium vidente, médium sensitivo , asistente y persona interesada), en unión con espíritus de ayuda que nos acompañan y asisten.
  
En este proceso, el orden por el cual empezamos, es el que el ser superior de la persona interesada va dictaminando, manifestándose a través de alguno de los médium,  detectando la alteración que se muestra más intensa en el campo energético, en ese momento. 
En algunas ocasiones, dependiendo del dolor acumulado, puede ser un proceso duro, sin embargo es tan liberador, que compensa si hubiera un posible momento doloroso.

Se limpian y reconducen: implantes y dispositivos de limitación espiritual,  parásitos mentales y del cuerpo  emocional, almas desencarnadas, seres de baja vibración, parásitos y aliens adheridos,   pactos y acuerdos , vidas pasadas o paralelas, recuperación del alma (esencias)... 
Se entabla una 'conversación emocional', y se solicita asistencia a quienes nos acompañan desde otros planos, logrando redirigir a cada uno a donde le corresponda según su momento evolutivo; nosotros nos quedamos con la información, la enseñanza, con la cual podemos comprender porqué se encontraba con nosotros, qué 'puerta' abrimos, y reconocernos como seres creadores que somos. 
Aportamos también una serie de herramientas para utilizar en nuestro crecimiento personal y vida cotidiana.

Cualquiera de nosotros, si no es consciente, puede convertirse en un alma perdida; cuando llega el momento ansiado de regresar a la Luz, puede que extraviemos el camino y quedemos suspendidos entre dos mundos, y además invadiendo a los vivos y alimentándonos de su energía.
Hay que comprender la naturaleza de nuestras relaciones y de nuestros vínculos afectivos, cuando todavía estamos en el cuerpo físico. Nadie se convierte en un maestro por el simple hecho de morir; lo que dejemos inconcluso ahora, se convertirá en una asignatura pendiente en la próxima vida.

Es importante morir conscientemente para hacer de nuestra muerte un acto sagrado y asegurarnos nuestro ascenso a la Luz, sabiendo que sólo estamos dejando un envoltorio que nos ha servido de vehículo en esta vida; ayudar a los seres queridos a desprenderse, sin negar ni reprimir el dolor que nos ocasiona su partida.

Cuando una persona está en estado de coma, está experimentando una pérdida completa del Alma; puede estar tratando de cruzar la muerte y se ha perdido, o pueden existir puntos pendientes en la realidad ordinaria, que impidan que realice su transición... Podemos comunicarnos con el alma para saber si quiere regresar a nuestra realidad o quiere seguir adelante ayudándola a transitar a la dimensión espiritual que le corresponda.

En el proceso de la Limpieza Espiritual, tomamos conciencia de quienes somos, de donde venimos, y  no sólo estamos resolviendo nuestros dolores, ya que cuando ayudamos a las almas perdidas a regresar a la Luz, también estamos contribuyendo a la sanación de nuestro planeta. Estamos sanando y limpiando el campo astral que nos rodea.

El contacto con las almas perdidas nos ayuda a cambiar nuestra perspectiva de la muerte... No dejamos de ser, seguimos siendo lo que somos.





 
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